COLUMNA DE OPINIÓN

Por: Claudio Adasme

Gerente General Tierra Verde

Hace poco, mientras hacíamos un brake en la oficina, alguien me dijo:

—“Claudio, te das cuenta que aquí nadie se va…”

Lo dijo riendo, como en broma. Pero lo pensé en serio.

Y tenía razón. Tierra Verde es una empresa pequeña, sí. Pero si hay algo que la ha hecho crecer en estos años, no son solo los proyectos, ni los equipos, ni las toneladas de suelo recuperado. Son las personas que se han quedado. O mejor dicho: las que han elegido quedarse.

Porque una cosa es que alguien no se vaya. Y otra muy distinta es que quiera seguir estando.

En estos más de veintisiete años, hemos pasado por momentos buenos, difíciles, inciertos, ilusionantes. Y en todos esos ciclos, lo que ha hecho la diferencia es que hemos trabajado con personas que no se van cuando las cosas se ponen complejas, ni la empresa busca reemplazar al primero que comete un error.

No es suerte. Es cultura.
Es confianza.
Es saber que vale más formar a alguien que “sacarlo y buscar a otro”.
Es creer que cuando hay compromiso, también hay espacio para aprender, mejorar y crecer juntos.

En Tierra Verde hay personas que llevan más de 12 años trabajando con nosotros. O incluso más. Algunos están desde los inicios, cuando todo era prueba y error. Cuando cargábamos sacos a mano y no sabíamos si esto iba a funcionar. Y ahí siguen. Con más experiencia, con más responsabilidad, con más visión.

¿Y por qué siguen? Tal vez porque aquí no se les exige ser perfectos. Se les invita a ser parte.
A aportar, a equivocarse, a volver a intentar.
Aquí no se reemplaza talento. Se acompaña.
Y eso genera algo que es muy difícil de fabricar: pertenencia.

En tiempos donde todo parece rápido, desechable y reemplazable, tener un equipo que se mantiene unido durante años no es común. Y menos aún cuando ese equipo quiere estar ahí.

Eso también es sostenibilidad.
No solo ambiental, sino humana.
Porque para sostener una empresa en el tiempo, no basta con procesos claros y buenas intenciones. Se necesita gente que confíe, que se quede y que sienta que su lugar vale.

Sé que esto no se enseña en los libros de gestión ni aparece en los planes estratégicos. Pero al menos para mí, es lo que ha hecho que Tierra Verde sea más que un proyecto: sea un equipo que sigue avanzando juntos, aunque el camino no siempre sea fácil.

Y si tuviera que elegir una razón de por qué todavía estamos aquí, haciendo lo que hacemos, creo que es esa: porque los que estamos, queremos estar.

Y eso, al final del día, vale más que cualquier KPI.

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